BAUTISMO: Significa “SUMERGIR y LAVAR”. Es un rito sagrado cuyo símbolo principal es el agua. Se realiza mediante la ablución o el derrame de agua sobre la cabeza del que va a bautizarse, o su inmersión en agua.
EL BAUTISMO.
El género humano siempre se ha preguntado si es posible el cambio y la renovación. Las religiones y sus ritos bautismales han dado unas respuestas positivas a todas estas preguntas. Han enseñado que, para ser más feliz, es necesario preguntarse, cambiar, superarse y convertirse constantemente.
ANTECEDENTES.
En el Antiguo Testamento se conservan ejemplos del USO DEL AGUA con carácter ritual. Los judíos solían bañarse en el MIKVAH, una piscina cubierta de agua, como signo de la alianza de Dios con Israel. Tras el exilio en Babilonia, el profeta Ezequiel aconsejaba a los judíos que limpiaran sus pecados cruzando las aguas del río Jordán: “Os rociaré con agua pura y os purificaré de todas vuestras impurezas e idolatrías” (Ez 36,25). En este río, Juan el Bautista realizó bautismos para el perdón de los pecados. Su bautismo se considera el antecedente del Bautismo cristiano.
EL BAUTISMO CRISTIANO
Al inicio de su vida pública, Jesús fue bautizado por Juan el Bautista en el Jordán (Mc 1, 9-11). No se sabe si el propio Jesús llegó a bautizar, aunque la Iglesia enseguida practicó el Bautismo siguiendo el mandato de Cristo resucitado a sus discípulos: “Id pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). Desde el nacimiento de la Iglesia, el Bautismo se convirtió en el principal rito cristiano de iniciación (Heb 2,38).
El Bautismo es el primer sacramento de la iniciación cristiana por ser el primer encuentro personal del creyente con Cristo y la Iglesia. Todas las iglesias cristianas reconocen la necesidad de la fe y la conversión para poder recibirlo. Por medio de este sacramento se recibe la gracia del Espíritu Santo y el Perdón de los pecados. La persona bautizada se convierte en hijo de Dios y en miembro activo de la Iglesia, con todos sus derechos y obligaciones.
LA LITURGIA DEL BAUTISMO CATÓLICO.
La liturgia del Bautismo católico consiste en el rito de sumergir en el agua al neófito o derramar agua sobre su cabeza, en invocar a la Trinidad (“En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”) y en manifestar públicamente la profesión de fe. Los símbolos de este sacramento son:
LA SEÑAL DE LA CRUZ. Es una señal de compromiso. Significa que el bautizado ha sido marcado con la señal de la cruz y se convierte en hijo de Dios.
EL AGUA BAUTISMAL. Simboliza la purificación y la vida. El agua es consagrada cuando el sacerdote la bendice con una oración.
LA UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA. El sacerdote unge la frente del bautizado con el crisma, aceite perfumado consagrado por los obispos. Con ello, recibe el don del Espíritu Santo y se convierte en miembro de la Iglesia.
LA VESTIDURA BLANCA. Simboliza el comienzo de una nueva vida libre de pecado y siguiendo el ejemplo de Jesús. En otros tiempos, este cambio de vida se expresaba cambiando el nombre del bautizado si era mayor, o bien poniendo al bautizado el nombre de uno de los santos del día en que nació.
LA VELA. Se enciende directamente del cirio pascual. Significa que Cristo ha resucitado y que el bautizado debe ser luz y esperanza para los demás.
El sacramento del Bautismo solo puede recibirse una vez en la vida. Por ello, hace más de cuatro siglos se impuso en las parroquias la obligación de anotar en un libro determinado el nombre de los bautizados y la fecha exacta en que recibieron el sacramento. Se conoce como libro de bautismos.
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